ALMOHADÓN DE PLUMAS
Esto partió como una
historia de amor como cualquier otra. Pero había un "Problema".
Alicia empezó a adelgazar, enfermó y no se reponía nunca. Al fin un día, con la
ayuda de su esposo Jordán, logro levantarse por última vez. Al día siguiente el
médico de Jordán no se explicaba la debilidad de Alicia. Se constató una anemia
de marcha agudísima.
Fue
pasando el tiempo, los días, y Alicia estaba cada vez peor y peor. Alicia
fue extinguiéndose en su delirio de anemia. Su enfermedad no avanzaba de día, pero cada mañana aparecía lívida. Parecía ser que su vida se arrancaba por las noches. Hasta que una día Alicia murió. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama se dio cuenta de que había manchas en el almohadón de plumas y llamo a Jordán
fue extinguiéndose en su delirio de anemia. Su enfermedad no avanzaba de día, pero cada mañana aparecía lívida. Parecía ser que su vida se arrancaba por las noches. Hasta que una día Alicia murió. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama se dio cuenta de que había manchas en el almohadón de plumas y llamo a Jordán
La sirvienta le dijo que parecían
picaduras, y Jordán le pidió que levantara el almohadón a la luz.
Ella lo levantó, pero lo soltó
enseguida. Replicó que era muy pesado. Al levantarlo él, se constato de su
extraordinario peso. Se lo llevaron al comedor, y ahí, Jordán lo abrió cortando
funda y envoltura de un tajo. Volaron plumas, y se escuchó el grito de terror
de la sirvienta con toda la boca abierta. En el fondo del almohadón, se
encontraba un animal monstruoso. Noche tras noche, este parásito había chupado
la sangre de Alicia aplicando su trompa a las sienes de Alicia. En tan solo
cinco días, y cinco noches, había vaciado totalmente el cuerpo de la pobre
mujer. Estos parásitos de las aves, llegan a adquirir en ciertas condiciones
proporciones gigantes. La sangre humana les apetece, y no es raro encontrarlos
en los almohadones de pluma.
HORACIO
QUIROGA
Salut, mes élèves, acá les dejo el cuento que les prometí
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