domingo, 1 de julio de 2012





ALMOHADÓN DE PLUMAS

Esto partió como una historia de amor como cualquier otra. Pero había un "Problema". Alicia empezó a adelgazar, enfermó y no se reponía nunca. Al fin un día, con la ayuda de su esposo Jordán, logro levantarse por última vez. Al día siguiente el médico de Jordán no se explicaba la debilidad de Alicia. Se constató una anemia de marcha agudísima.







Fue pasando el tiempo, los días, y Alicia estaba cada vez peor y peor. Alicia
fue extinguiéndose en su delirio de anemia. Su enfermedad no avanzaba de día, pero cada mañana aparecía lívida. Parecía ser que su vida se arrancaba por las noches. Hasta que una día Alicia murió. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama se dio cuenta de que había manchas en el almohadón de plumas y llamo a Jordán



La sirvienta le dijo que parecían picaduras, y Jordán le pidió que levantara el almohadón a la luz.
Ella lo levantó, pero lo soltó enseguida. Replicó que era muy pesado. Al levantarlo él, se constato de su extraordinario peso. Se lo llevaron al comedor, y ahí, Jordán lo abrió cortando funda y envoltura de un tajo. Volaron plumas, y se escuchó el grito de terror de la sirvienta con toda la boca abierta. En el fondo del almohadón, se encontraba un animal monstruoso. Noche tras noche, este parásito había chupado la sangre de Alicia aplicando su trompa a las sienes de Alicia. En tan solo cinco días, y cinco noches, había vaciado totalmente el cuerpo de la pobre mujer. Estos parásitos de las aves, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones gigantes. La sangre humana les apetece, y no es raro encontrarlos en los almohadones de pluma.   

HORACIO QUIROGA

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